lunes, 1 de septiembre de 2014

Jamás

Jamás se sintió más hermosa.
Jamás más bella y elegante.
Con la luz de una lámpara de ambiente.
Jamás se sintió más mujer.
Jamás más linda, jamás lo hizo,
con el algodón ligero abrazando sus pechos
y el cigarro entre los dedos.
Con el aroma dulzón de una colonia barata,
con los labios de él rozando su boca,
y sus ojos penetrando,
y la comisura que se eleva delicada.

Jamás se sintió más cómoda.
Jamás más lejos y tan cerca.
Tras una jornada de tiempo ausente,
Jamás se sintió más mujer.
Jamás más sensible, jamás lo hizo,
con las piernas relajadas
dejando entrever algo de piel .
Con el calor de su aliento en las mejillas
y una respiración entrecortada.
Con voz oscura y grave, suave, ligera,
y unas notas de fondo que no identifica.

Jamás se sintió más feliz.
Jamás más despierta y sincera.
En aquél piso lleno de mañanas
Jamás se sintió más mujer.
Jamás más sensual, jamás lo hizo,
con los cabellos desordenados
y el oscuro del día en sus ojos.
Con el brillo de una lágrima dulce,
que se escapa y le da vida.
Y con el calor que ama
el calor que abraza y donde anida. 

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