Hola!
Como muchos ya sabéis, este verano estuve participando en la iniciativa "Lectures al jardí" y fue una experiencia increíble, ya que pude leer el primer capítulo de la novela que estoy escribiendo y que lleva por nombre "Aguja".
Por fin, podéis escuchar el fragmento en ivoox, espero que os guste y que me podáis dar vuestras impresiones.
Muchas Gracias.
Beatriz
http://www.ivoox.com/3596814
martes, 14 de octubre de 2014
jueves, 9 de octubre de 2014
Nicotina en soledad
¡Hola chicos!
Siento el retraso, pero he estado ocupada con otros proyectos que acaparaban toda mi atención. Eso no quiere decir, por supuesto, que me haya olvidado de vosotros y de "Un renglón o más".
Hoy os traigo algo nuevo, ya que, por el tipo de texto, he decidido no sólo publicarlo de forma escrita, si no que también me he atrevido a declamarlo en un video que podéis ver en youtube, en el enlace de aquí abajo. Es mi primer vídeo así que, por favor, no seáis muy duros conmigo. Sé que la iluminación no es la más correcta, y, lamentablemente, mi memoria no es tan buena como para hacerlo sin leer, pero espero que os guste y que os sepa transmitir un poco lo que pensé en el momento de escribirlo. Para los más puristas, también os lo dejo escrito, para que podáis disfrutarlo con vuestra propia voz.
Espero que os guste, si es así, compartidlo con vuestros amigos y suscribiros a mi canal (espero que no sea el último que haga, mi intención es hacer muchos más) y en el caso de que no, os agradeceré que me deis vuestros consejos.
Muchas Gracias!
Nicotina en soledad
Siento el retraso, pero he estado ocupada con otros proyectos que acaparaban toda mi atención. Eso no quiere decir, por supuesto, que me haya olvidado de vosotros y de "Un renglón o más".
Hoy os traigo algo nuevo, ya que, por el tipo de texto, he decidido no sólo publicarlo de forma escrita, si no que también me he atrevido a declamarlo en un video que podéis ver en youtube, en el enlace de aquí abajo. Es mi primer vídeo así que, por favor, no seáis muy duros conmigo. Sé que la iluminación no es la más correcta, y, lamentablemente, mi memoria no es tan buena como para hacerlo sin leer, pero espero que os guste y que os sepa transmitir un poco lo que pensé en el momento de escribirlo. Para los más puristas, también os lo dejo escrito, para que podáis disfrutarlo con vuestra propia voz.
Espero que os guste, si es así, compartidlo con vuestros amigos y suscribiros a mi canal (espero que no sea el último que haga, mi intención es hacer muchos más) y en el caso de que no, os agradeceré que me deis vuestros consejos.
Muchas Gracias!
Ando por la calle y estoy harta, ¿saben?
Harta de las guerras, guerras de sexo entre mujeres
resentidas que juegan mientras sonríen amargamente, fingiendo indiferencia ante
sus amigas de melena planchada y botas de piel. Mujeres que sufren en silencio,
desconsoladamente solas mientras apuestan su corazón con hombres que no
entienden, o que entienden demasiado.
Y esos hombres, guerreros de estar por casa, se
plantan y se arrastran, lloran y se vengan y todos, hombres y mujeres yacen
entre brazos o abrazan como meros instrumentos. Ya no se aman, ya nadie ama.
Estoy harta de la guerra, pero también de la paz,
mentirosa e injustamente llena de esperanza, colgada eternamente de unos hilos
muy finos que nunca parecen romperse pero que ahogan. Harta del pesimismo de
aquellos que lo necesitan para respirar, y del optimismo de los que necesitan
que los demás respiren.
Y ando por la calle y pienso que si tuviera tiempo,
ganas, sueños, me pararía a observar, pero solo lo hago mientras voy de un lado
al otro, con un cigarro consumiéndose en mis labios, flácido, con la vida justa
para presumir de que nada me importa.
Así funciona, gente que se arrastra, que vive y muere
tan rápido como una colilla. Gente que sobrevive y que aún tiene ganas de
luchar por lo que no necesita. De luchar y jugar a ser poderoso, en este mundo
de sondas, tacones, picos y bótox. Esa es nuestra lucha, equivocados como el
que no quiere aprender, encerrados, cegados por una luz falsa en la peor de las
cavernas.
Estoy harta de gente que alza el puño, y de gente que
grita sin creer. De esa desconexión entre el cuerpo y la mente, el sexo y la
conciencia, el alma, tus manos, la luz de una tarde holandesa.
Estoy harta del dinero y de su falta, de sus faltas y
su corta vida de exceso. De mujeres con pañuelos que no necesitan, de púdicos
cuellos encerrados tras telas esclavas. De voces falsas que mienten en los
hogares, de padres que pegan y madres que humillan y niños que lloran porque
saben que algún día pegarán y humillarán.
Harta de vecinos que gritan, de pseudopsicólogos que
pseudoescuchan, de todo a medias, y de a medias, nada. De luces azules y neones
sucios, de ruidos que no entiendo y de terapias orientales.
Estoy harta de los pueblos que odian a los políticos
y de políticos que odian al pueblo, de guerras al fin, del silencio que no
llega, y de sotanas, y de carritos de bebé de última tecnología que arrastran
madres vacías que solo buscan el consuelo de un llanto necesitado.
Harta de gente que no sabe lo que quiere, y tampoco
busca, sin tiempo para respirar, y mucho tiempo para llorar. De taxistas que
odian por ver pasar su vida tras una ventanilla amarillenta. Y nada cambia, y
nada quiere cambiar.
No es miedo, hemos sufrido y nos hemos levantado. No
es tiempo, lo perdemos tanto que ya no existe. No estamos contentos ni tristes,
ni cerca ni lejos de saber a dónde vamos.
Y el problema, el problema es éste. Ya nadie se
arrodilla y abraza las piernas de la persona que ama. Ya nadie llora después de
hacer el amor, ni regala flores, ni baila a Sinatra después de cenar. No hay
vestidos largos un sábado noche, ni tampoco un pedazo de pálida piel que se enseñe
así, por casualidad, y que haga enloquecer. No hay largas temporadas de
añoranza, de ganas de oír una voz amada, de viajes interminables, de infancias
sin corromper, de desinformación, de incultura, de sencillez, de silencio. Ya
nadie arranca los botones de la camisa de su amado, ya nadie toca la guitarra
desnudo mientras come chocolate, ya nadie se esconde, ya no hay secreto, ni
lucha, ni muerte prematura. No hay miedo, ni inseguridad, ni poemas, Dios, ya
no hay poesía. No hay poesía y es tan triste, todo es tan triste que estoy
harta ¿saben?.
En este mundo vivimos, y yo les compadezco, y les doy
las gracias por compartirlo conmigo porque, al fin y al cabo la única manera
que tenemos de sobrevivir es permanecer unidos, y así, quién sabe, quizás algún
día Sinatra vuelva a sonar sin esconderse tras unos auriculares de última
generación. Porque no lo duden, lo hace, i es que quizás, quizás sí, quizás
estoy equivocada, quizás existen esos soñadores, sí, quizás, es posible,
seguramente, doy fe de ello, sí, existen.
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