lunes, 6 de agosto de 2012

Luciérnagas


Escribí este texto con 16 años, podría decirse que fue la primera vez que sentí el deseo de la expresión con la palabra escrita. Han pasado nueve años ya, y sigo creciendo bajo la influencia de todas ellas. Ellas, que dan la mano al artista, ciego y mortal. Ellas, que lo abandonan para cernir la tragedia sobre sus párpados. 

"Amor son uns ulls càlids que et miren annel·ladament, màgics, expressius, tot volent dir-te allò que porten amagat.
Brilleu ulls, brilleu en contemplar la formositat d’un desig mai fos, la blanca lluna s’agita rebel, doncs la bellesa d’una mortal ha distret tota l’atenció que una vegada fou només seva.
Per què em resigno a caure en els tòpics? No hem desdic d’estimar-te, ni el gran Zeus m’ho perdonaria. Baixaràn les muses i de la brisa que toca els teus cabells en faran cançons, les quals en parlaran, de l’amor, del desig i del dolç plaer. Vull agafar una tija de jacint, i immortalitzar amb ambrosia aquestes belles melodies, damunt del teu cos nu, tot acariciant la teva pell, fina com el cant dels ocells en un matí de primavera.
Ofega’m entre els teus braços! És tan bonic morir dolçament enmig dels teus bells perfums!... Pessigolleja’m  al clatell amb l’aire que desprenen els teus llavis, tot dient aquelles confessions prohibides que encara avui em moro per sentir.
Aquesta nit els déus ens veneren, saben que el nostre amor és pur, Afrodita ens pica l’ullet, mentres Hera, gelosa, espurneja estrelles entre la foscor del cel.
Ara és el moment de rendir-me als teus encants, seré teu per sempre, només falta una besada per trobar-me, de sobte,  amb la felicitat eterna.  És humil, però, aquesta interpretació meva de l’amor, ja que difícilment s’acosta al que realment  el  meu cor sent per tu. Escolta’l bategar quan ets a prop, mira, vine, posa la teva delicada mà al meu pit, el sents? És una marxa, constant però incansable.
Aquest és, el vertader significat, un batec del cor que mai s’atura, mai s’acaba, fins que l’últim de tots ens portarà al descans etern, talment ara, mentre acostes els teus llavis als meus tremolosos i el meu desig comença a elevar-me  per damunt de les roselles."




lunes, 18 de junio de 2012

La belleza


Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: "La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado". 

(...)




Tengo un rostro lacerado por arrugas secas, la piel resquebrajada. No se ha deshecho como algunos rostros de rasgos finos, ha conservado los mismos contornos, pero la materia está destruida. Tengo un rostro destruido. 
Diré más, tengo quince años y medio. 
El paso de un transbordador por el Maekong. 
La imagen persiste durante toda la travesía del río. 
Tengo quince años y medio, en ese país las estaciones no existen, vivimos en una estación única, cálida, monótona, nos hallamos en la larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación. 

"El amante"
Margeritte Duras

jueves, 10 de mayo de 2012

Lectura reversible

Y salgo. 
Pero antes me he detenido un instante ante la puerta abierta. 
Y antes he abierto violentamente la puerta. 
Y antes aún, mi mano abierta ha asido el picaporte como un ave de presa. 
Ya entonces respiraba con esfuerzo. 
Y respiraba así momentos antes, al detenerme al fin ante la puerta cerrada. 
Y mientras, buscaba a grandes pasos la salida. 
Porque buscaba una salida. 
Y antes de buscarla, la deseaba, la necesitaba. 
"No puedo más" me he dicho, "Necesito salir, irme de aquí". 
"Esto es el fin" pensaba. "Esto es el fin". 
Oyendo sus palabras, sus silencios, comprendía que, por su parte, todo había terminado. 
Me lo anunciaba su mirada ausente, sus gestos apagados. 
De pie, ante la ventana, esperaba un cambio en el timbre de su voz, tal vez una risa repentina que ahuyentara mi miedo. 
Porque me había dado miedo su forma de decir: "Te sentirás mejor, ya lo verás. Y yo también, probablemente"
Sus largas pausas. 
Y antes, mi propia voz diciendo: "¿Porqué?". 
Una pregunta estúpida, después de aquellas tres horribles palabras: "Mañana no vendré." 
Mis largas pausas. 
Ir hacia la ventana para esconder la angustia. 
Porque tardaba demasiado en responder a mis súplicas, apenas veladas, para un nuevo encuentro al día siguiente. 
Pero, ¿qué iba a hacer yo, si la conversación daba vueltas y más vueltas en torno al desenlace inevitable?
Su modo de apartarse de mí, y sentarse a fumar un cigarrillo. 
Ya antes había estado lejos de mí: caricias lejanas, besos lejanos...
Y aquél retraso inexplicable, inexplicado. 
Mi saludo, es verdad, había sido una queja, un reproche. 
Aquella entrada suya, vagamente jovial, en realidad fría, sin la antigua ansiedad, sin casi afecto, siquiera. 
Yo ya estaba apunto de salir, de correr en su busca. 
Tantas horas allí, sintiendo morir la tarde, alargarse las sombras, acechando ruidos falsamente familiares, esperando. 
Llegué temprano hasta el lugar de nuestras citas furtivas. 
La cosa ocurrió ayer, ha ocurrido hoy, esta ocurriendo ahora, ocurrirá tal vez mañana. 


Pervertimiento y otros gestos para nada. 
José Sanchis Sinisterra. 



[Ànims nens! Que ja queda poc :)]

sábado, 5 de mayo de 2012

Fool

"When you're looking for someone, you're looking for some aspect of yourself, even if you don't know it ... What we're searching for is what we lack."


S.S.



lunes, 30 de abril de 2012

Colmillos

"Cuando vio que no brotaba más sangre, se incorporó con los ojos húmedos y brillantes, más sonrosada que una aurora de mayo, con el rostro sereno, la mano tibia y ligeramente húmeda; en fin, más bella que nunca y en perfecto estado de salud. 

<<¡No moriré! ¡No moriré!- dijo, casi loca de alegría, colgándose de mi cuello-. 
Aún podré amarte mucho tiempo. Mi vida está en la tuya, y todo lo que soy procede de ti. Algunas gotas de tu rica y noble sangre, más preciosa y más eficaz que todos los elixires del mundo, me han devuelto la existencia.>>"

La muerta enamorada. 
Théophile Gautier. 




domingo, 22 de abril de 2012

Mariposas y dragones


Sentir.
Sentir es fácil, es lo más sencillo.
Sentir es natural, es inconsciente, intuitivo. Todo el mundo siente, aunque no se busque, aunque se evite a  golpe de llantos, de negación. Nadie escapa al sentir, te persigue, te atrapa, te apresa en un rincón, te consume de felicidad o de amargura, siempre llega, inexorablemente, despacio o deprisa, de repente o con los años, una vida entera para sentir, un minuto, siempre llega.
El sentir es fácil, es lo más sencillo.
Nos sorprende haciendo otra cosa. A todos nos llega el sentir, pero nos llega el sentir y se sufre y se ama, con la incertidumbre y el deseo, con la pasión, el desengaño y las noches en vela. Con las inseguridades y el dolor, el agarrarse a la carne ajena. 
El sentir es fácil, es lo más sencillo.

Lo difícil.
Lo complicado.
Lo difícil es gritarlo, es interpretarlo, es hablarlo.
Lo complicado es no temerlo,  no llorarlo, decirlo. 
Decir que lo siento por las noches, que sólo busco algo a mi lado, eso es lo complicado, que sin quererlo me llega el sentir y sólo busco encerrarlo.
Lo difícil, lo complicado, es respirarlo, “respira la emoción,” me llega como un susurro, respira la emoción y espera.

Lo difícil, quiero decir,
es comprender que lo esperado
no es resultado del propio sentir,
sino del sentir del que se tiene al lado. 

Que paséis un feliz Sant Jordi :)


jueves, 19 de abril de 2012

Volver con la frente marchita...

El verano.
Los paseos sin motivo. 
El rozar de los dedos sudorosos en mis manos.
Una copa fresca en la terraza. 
Las piernas finas y desnudas apoyadas sin demasiado cuidado. 
La música en la calle, las sandalias sucias de arena. 
El olor de aftersun tras la oreja, el vuelo de mi vestido, los ojos entrecerrados en las fotografías. 
Los labios jugosos, las sonrisas brillantes. 
Los libros desordenados en el bolso, la mirada caída mientras paseas. 
Los pies descalzos, sin pudor andando sobre las baldosas frías, escondiéndome de los ojos furtivos.
Las estrellas, el mar y la luna escurridiza. 
El calor, las cerezas, los brazos desnudos, el pelo despeinado.
Besos en mi espalda, largos, infinitos, cálidos, suaves...
Los míos en el cuello, que huele a colonia. 
Gotas de sudor en la frente, mirándome con ternura, y el aliento, dulce, acompasado, saliendo de las entrañas. 

Y sonrío y una lágrima se escapa. 




jueves, 9 de febrero de 2012

Te quiero.



Te quiero. Te lo digo sin aspavientos, sin grandes entradas ni máquinas de humo, sin maquillaje y con el pelo revuelto, sencilla y llanamente, te quiero. Te quiero sin ambiciones ni promesas, sin planes, con la mirada cerca, muy cerca del corazón y lejos, muy lejos del horizonte. Sin llantos ni sonrisas, sin lamentos, bajito, muy bajito en tu oído, como un secreto, con los labios, con mis manos, con tus ojos, Te quiero. Te quiero siempre y a ratos, a minutos y a segundos atemporales, de vez en cuando, a menudo y bastante…y cuando tengo tiempo, y a veces, raramente, nunca, nunca y siempre de nuevo. Te quiero y te acaricio, en el aire, y te beso, en el aire, y te sueño, en el aire y en la cama, te agarro, con los dientes y con las uñas y con las fuerzas que me quedan, y te susurro “Te quiero, te quiero”,  simplemente, “Te quiero”, sólo eso, “Te quiero”. 

Y  cojo manos y beso mejillas y me arrastran dedos y labios y copas y sueños, y promesas que atrapan y que enganchan y que mienten mientras hablan y que hablan adormiladas y satisfechas y cansadas. Y cansada espero “Te quiero”, me digo, “te quiero”.  Y ando y escucho y nunca estoy atenta y las voces se cruzan, y hablan niños y señoras y viejos, madres atentas, francesas y melosas y  yo apenas miro, apenas oigo, apenas vivo, lo justo, necesario, bombeo y paseo y el ritmo se pierde, se oscurece y se muere, se muere lentamente, se muere en cada paso, en cada calle, se muere, me muero. Y tú apareces, te cruzas y dices “te quiero”, bajito, muy bajito en mi oído, como un secreto, con tus labios, con tus manos, con mis ojos…”Te quiero”.  Y yo digo “Te quiero, te quiero”, y eso es lo último, eso es lo último que digo, “Te quiero”. 







viernes, 3 de febrero de 2012

Fotografía

Sólo apareces en una esquina, la derecha, apenas se te ve, mirando hacia otro lado buscando quién sabe qué, lejos de aquél momento, tal vez comprobando la luz, el ángulo, el brillo. A ella tampoco se la aprecia, como un suspiro, un susurro, la brisa en tu espalda, un peso invisible, besando el exceso de aire que se escapa de la pátina y que te obliga, tal vez por eso, a girar la cabeza.

No es un retrato, un par de sombras en una esquina, demasiado tímidas para ser mostradas. Una burla al equilibrio, mucho peso a la derecha, exceso de luz al fondo, exceso de blanco, blando y lechoso. Medio cuerpo masculino, un tercio de rostro femenino, ella lo mira a él, él mira al infinito, ambos sonríen, no, ella lo hace, el esboza, simple y felizmente.

La fotografía está inclinada, como si vuestro peso fuera mayor que el resto, dos sombras contra todo, inclinado la balanza hacia un favor que apenas se vislumbra, el premio resulta ser la intimidad, el recuerdo y poco más.

Y mientras la pátina se oscurece ahora, con los primeros violáceos sinuosos, el recuerdo resulta ser el precio, caliente, reconfortante, inapreciable, como esa tibia mano que apenas se apoya en tu hombro, buscando quien la sostenga en un mundo que ya no existe. 






jueves, 2 de febrero de 2012

P.97

"Tuve yo la culpa, lloraba, y era verdad, no se podía negar, pero también es cierto, si eso le sirve de consuelo, que si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón, hay quien dice que eso es la inmortalidad de la que tanto se habla, Lo será, pero este hombre está muerto y hay que enterrarlo." 

Ensayo sobre la ceguera
José Saramago






martes, 31 de enero de 2012

Héroe

Y hoy el héroe eres tú, pequeño, de manos tiernas y cabeza aún grande, de mejillas blandas y piernas cortas. El héroe y el mártir, pequeño, sabedor de multiplicaciones por una cifra, gran sonrisa y lágrimas espesas bajo las mantas de Superman. La inocencia no es más que un viejo recuerdo, algo nublado y oscuro. Y el juego…¡Ay! El juego…
Perezoso por las mañanas, agarrándote a un termómetro trucado,  con un autobús de cuento te diriges al infierno, hacia la educación que no dejan de ser las letras que con sangre entran.
Y entran los días y los meses, años temiéndole al bocadillo, al timbre y a las canchas, agarrado a tu pequeña mochila como si fuera tu vida, a tu pequeña vida como si fuera una carga, llena de cuadernos y notas de desprecio, lanzadas con descaro tras una espalda de lana manchada de tiza. Unas patillas de gafas que se alzaron con condescendencia fueron tu última condena, sólo hablaste una vez, lo pagaste caro.
Y hoy el héroe eres tú, pequeño, delicado infante demasiado menudo para este mundo tan triste, tan duro y estrecho, tus piernas corren más de lo que tu cabeza asimila, tu corazón bombea la sangre que se esparce en el recreo, tus lágrimas riegan ya los próximos septiembres.
Y aún así los encaras con esperanza, pequeño, cada primer día con tu peinado reluciente y el beso materno aún caliente en la frente, tus pasitos de héroe, levantando ligeramente los talones, dispuesto a dibujar, a vislumbrar, quizás este año por fin, algo de paz en tu pequeña alma de niño distinto. 




sábado, 21 de enero de 2012

Mis ojos sin tus ojos no son ojos

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.

Miguel Hernández




sábado, 14 de enero de 2012

La voz a ti debida. Versos 1237 a 1265

Lo que eres
me distrae de lo que dices. 

Lanzas palabras veloces,
empavesadas de risas,
invitándome
a ir adonde ellas me lleven.
No te atiendo, no las sigo:
estoy mirando
los labios donde nacieron. 

Miras de pronto a los lejos.
Clavas la mirada allí,
no sé en qué, y se te dispara
a buscarlo ya tu alma
afilada, de saeta.
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar. 

Y cuando deseas algo
no pienso en lo que tú quieres,
ni lo envidio: es lo de menos.
Lo quieres hoy, lo deseas;
mañana lo olvidarás
por una querencia nueva.
No. Te espero más allá
de los fines y los términos. 

En lo que no ha de pasar
me quedo, en el puro acto
de tu deseo, queriéndote.
Y no quiero ya otra cosa
más que verte a ti querer.

Pedro Salinas.  



sábado, 7 de enero de 2012

Colorterapia

Se terminó la fiesta. 
Sigo prácticamente viva. La comida no ha podido conmigo. 
El dolor ha resultado placentero. 
Y el placer, doloroso. 
Es irónico, pero no encuentro mejor manera. 
Demasiado lápiz de ojos acumulado estos días. Y vestidos, y fragancias en la almohada, y conversaciones vacías. 
O que rebosan. 
En un mundo en el que todo parece ser blanco o negro, bañarse en el gris es un lujo reservado. 
No apto para cardíacos. 
Ni para indecisos, 
Domésticos 
Fantasmas, 
Salidos, 
Vacíos, 
o con poco carácter. 
Lejos de hastíos y banalidades, el gris es el color al que agarrarse. 
El color del asfalto, de la tormenta y el acero. 
El negro que llora, el blanco que se atreve. 
Bañarse en el gris es como hacerlo entre tiburones, sólo hay que preocuparse de no sangrar. 

Number 14, Gray. Jackson Pollock

miércoles, 4 de enero de 2012

La manzana es buena para la salud.




A mi nadie me ha enseñado a ser bonita, ni fea. Nunca he aprendido a ser lista, ni tampoco tonta, ni siquiera mediocre o singular. Nunca he sabido si se trataba de lo de dentro o lo de fuera, de lo carnal o lo espiritual, de lo vulgar o lo extraordinario. Si alguna vez respondí a ciertos patrones, fue por circunstancias y contextos determinados, fue por personas y lugares concretos, fue por momentos, fue por estados...Al fin y al cabo lo único que buscamos es alguien que se siente en nuestra cama y nos bese la frente para saber si seguimos con fiebre. Y dejemos esta vez de lado la sangre de nuestra sangre y los estetoscopios. 




"El sueño del caracol"